lunes, 13 de febrero de 2012

Don Quijote de la Mancha

¡Por fin ha aparecido en la historia el famoso bálsamo de Fierabrás! 
Hay dos cosas que me llaman mucho la atención: la primera es la cantidad de barbaridades que dice el Quijote (que si el moro de no sé qué, el encantamiento de no sé cuántos...) y Sancho que se las cree. Y la segunda es el enorme amor propio que se tiene el Quijote a sí mismo porque está continuamente alabándose, nombrándose como el mejor de los mejores y echaándose flores, aunque acabo de leer, lo cual me ha sorpendido mucho, a él mismo admitiendo este hecho.
Por otra parte, me ha gustado cómo, en el capítulo XIV, la pastora Marcela se defiende a sí misma.

Andrea O. 1º de Bachillerato