lunes, 8 de abril de 2013

2º de ESO

Abre los ojos 
¿Acaso somos conscientes de lo que nos rodea? No, a menos que lo hayamos sufrido.
El dolor, la miseria, la soledad, etc. existen, son reales, pero si no los padecemos caemos en la indiferencia y no apreciamos la verdad de este mundo.

Nadie quiere la desesperación, pero la hacemos posible con nuestro  egoísmo y nuestra escasa reflexión sobre las cosas. Nos decidimos por lo fácil y no nos paramos a pensar que ansiamos lo que no necesitamos creyéndolo imprescindible, no siendo conscientes de que a la vuelta de la esquina hay alguien que puede vivir con muchísimo menos de lo que nosotros tenemos.
Cerramos los ojos para no ver el mundo real y nos mentimos a nosotros mismos para no sufrir.

Seguramente la mujer de la foto sufre una enorme aversión a su modo de vida, pero no tiene a quién transmitir su tristeza, el mundo le da la espalda y su única  compañía es esa vieja y sucia revista que tiramos porque no era de nuestro agrado.

Carmen B.

2º de ESO

MISERIA GRIS
Nuestro acomodamiento exagerado y las cosas superfluas nos llevan a que no nos fijemos en lo realmente importante.

Detalles que conviven día a día con nosotros como el  lujo exagerado, los caprichos innecesarios a los que nos acostumbramos y acomodamos como algo habitual en nuestra vida y que debiéramos suprimir  son pequeñas alertas que a veces no nos llegan a tiempo o no las escuchamos lo suficientemente alto. Nos acostumbramos a escuchar su ruido como parte de nuestra vida sin implicarnos.

Debemos mirar más allá de nosotros mismos pensando que somos privilegiados ante aquellos que carecen de lo más básico:  agua, luz y un largo etcétera y que con pequeños gestos podemos contribuir a que seamos más justos, y más humanos. Nuestro alrededor es precioso y todo lo grande que queramos, si sabemos cómo compartir nuestro pequeño mundo ayudando a los demás.

No dejemos que la “basura” invada nuestro mundo.

Irene L.





1º de Bachillerato


A lo largo de mi vida he leído muchos libros, unos que de la misma manera que leía la primera página, leía la última, libros que no me aportaban nada. Sin embargo, también he leído libros que conforme iba avanzando en lo que el autor quería transmitir con su obra, pensaba en distintas cosas, reflexionaba y llegaba a conclusiones que de otra forma nunca habría llegado a pensar. Este es el caso del libro del que voy a hablar, Cuando el mundo gira enamorado.
 
Lo más sorprendente de este libro es que el autor, Rafael de los Ríos, escribe sobre algo que, por desgracia, ocurrió realmente. Este relata la experiencia vivida en los campos de concentración de un judío, Victor Frankl, durante la Segunda Guerra Mundial, es decir, la época en la que Hitler tenía el poder en Alemania. ¿Puede alguien decidir sobre el futuro de otra persona? ¿Existen hombres con más libertad o derecho que otros? Con el movimiento de su mano, a la derecha o a la izquierda, un hombre elegía el destino de la vida de miles de hombres que simplemente por su raza o sus creencias religiosas, eran apartados de la sociedad de aquel momento. Me asombra que esto ocurrió no hace tanto tiempo. Sin embargo, hay algo que aún me llama más la atención, y es que al hacerme todas estas preguntas, me he dado cuenta de que hoy en día, aunque no a tan gran escala, siguen existiendo personas que son discriminadas por los mismos motivos. 
 
Todos tenemos sueños e ilusiones, todos tenemos algo en lo que apoyarnos cuando sentimos que todo va mal. Este libro me ha enseñado que todos tenemos un sentido para vivir, un sentido que para cada uno es diferente. Entonces, si todos tenemos algo por lo que vivir, somos todos iguales, no hay nadie superior y por lo tanto, nadie puede decidir sobre la vida de otra persona.

Me asombran los increíbles lazos que pueden llegar a unir a algunas personas, como es el caso de Victor y Tilly, es decir, el protagonista de este libro y su mujer. Les separaban muchos kilómetros de distancia pero a pesar del increíble sufrimiento y dolor que sentía Victor, siempre mantenía la cabeza alta y pensaba en quien le hacía ser más fuerte, incluso sentía que ella estaba con él, a su lado, apoyándole. En mi opinión, en momentos extremos, todos buscamos algo en lo que aferrarnos, algo que nos proporcione un poco de esperanza, quizás, un rayo de sol... A veces es tan simple como un recuerdo feliz, algo que nos aporte la fuerza que necesitamos para coger impulso y sin mirar atrás, salir adelante. Este libro es un ejemplo de superación. Encontrar un sentido a nuestra vida es realmente difícil pero no imposible.

Al escoger este libro no sabía que iba a ser así, me ha sorprendido mucho, sobre todo porque siempre me ha interesado el tema del nazismo. Por eso he decidido leer El hombre en busca de sentido, escrito por el propio Victor Frankl. Recomiendo leer este libro ya que considero que los planteamientos y la perspectiva de la vida que ofrece es muy interesante. Es sencillo, fácil de leer y ha conseguido que me dé cuenta de cosas en las que nunca antes había pensado.
 
Arancha J.